Un reciente estudio de investigadores de la Utrecht University (Países Bajos) sugiere que las mujeres que consumen manzanas durante el embarazo puede proteger a sus futuros hijos de desarrollar asma y síntomas relacionados.
En la investigación, los autores controlaron la dieta de casi 2.000 embarazadas y la salud pulmonar de 1.253 bebés. A los 5 años de edad, 162 niños (12,9%) habían tenido un brote de sibilancias el año anterior y 145 (11,6%) habían tenido asma confirmada clínicamente.
Entre una gran variedad de alimentos que consumieron y registraron las embarazadas, sólo el consumo de manzanas mostró una relación protectora consistente con la aparición de las sibilancias y el asma infantil, según indica el estudio publicado en la revista “Thorax”.
Los investigadores hallaron que los hijos de mujeres que habían comido más de cuatro manzanas por semana eran un 37% menos propensos a tener antecedentes de sibilancias y un 53% menos a tener asma clínicamente confirmado, frente a las madres que comieron una o ninguna manzana por semana durante el embarazo.
La relación específica identificada con las manzanas, y no con la cantidad total de frutas consumidas, o con el consumo de cítricos, jugos de fruta o vegetales, apunta a un efecto específico de la manzana. Quizás este beneficio se deba a su contenido fotoquímico, como los flavonoides, que mejoran la función pulmonar en los adultos.
El estudio halló también que comer pescado durante el embarazo reduciría el riesgo de que el bebé desarrolle eccema cutáneo. Los hijos de madres que comieron pescado una vez o más a la semana durante el embarazo tuvieron un 43% menos riesgo de desarrollar eccema, comparados con los niños de madres que no lo consumieron.
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